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Arquitectos: naav studio
- Área: 1100 ft²
- Año: 2024
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Fotografías:Vivek Eadara

Descripción enviada por el equipo del proyecto. Ubicado dentro de un espacio de eventos más grande y consciente del medio ambiente, el baño comunitario está diseñado para ser más que solo una utilidad: es una extensión de su entorno. El espacio del evento en sí está construido sobre los principios de sostenibilidad y mínima intervención, permitiendo que la naturaleza tenga prioridad. Cada estructura dentro de él está cuidadosamente diseñada para pertenecer a la tierra, utilizando materiales y técnicas que abrazan, en lugar de interrumpir, el medio ambiente.

La ubicación del bloque de baños, anidado entre un grupo de árboles de mango, fue elegida intencionalmente para integrarse sin problemas con la naturaleza. En lugar de despejar el paisaje, el diseño trabaja a su alrededor, permitiendo que los árboles dicten la forma. Un árbol, en particular, se erige en el centro del espacio, enmarcado por una ventana abierta que atrae el exterior hacia adentro, asegurando que incluso dentro de un espacio cerrado, la naturaleza permanezca presente.

Los materiales exteriores fueron seleccionados para fusionarse con el entorno natural. Las paredes de tierra apisonada, construidas utilizando el mismo suelo del sitio, le dan a la estructura una calidad orgánica, permitiendo que surja del suelo como si siempre hubiera pertenecido allí. El techo es una combinación de acero de bajo carbono y láminas de estaño, proporcionando tanto estructura como confort térmico. Para suavizar esto y crear una experiencia más táctil, esteras de bambú tejidas a mano y de origen local se extienden por todo el techo, proyectando patrones cambiantes de luz y sombra a lo largo del día.



La distribución del baño es simple pero intencionada. Un gran lavabo comunitario sirve como el elemento central, dividiendo el espacio en secciones masculinas y femeninas. Tallado completamente en granito de tono óxido, el lavabo es más que un accesorio funcional: es una pieza escultórica. Artesanos lo moldearon y equilibraron para crear una forma monolítica y sin costuras, haciendo que se sienta menos como una instalación y más como una extensión natural del espacio en sí. Este mismo granito se extiende al piso, enraizando toda la estructura con su rico tono terroso.


Dentro, la paleta de materiales continúa abrazando la calidez y la moderación. Las puertas de tonos profundos se integran perfectamente con las paredes texturizadas y apagadas, asegurando una sensación de cohesión en todo momento. Ventanas ranuradas punctúan la estructura, permitiendo que la suave luz del día y el aire fresco filtren mientras se mantiene la privacidad. Hay una simplicidad tranquila en el espacio: una que no exige atención sino que invita a una sensación de facilidad. Diseñado para desaparecer en su entorno, este baño es un testimonio de cómo la arquitectura puede coexistir con la naturaleza. No se impone, sino que permite que el paisaje guíe, creando un espacio que se siente tanto arraigado como sin esfuerzo.
